Además de las ventanas también se suele iluminar desde arriba, abriendo domos de distintas formas y tamaños en el techo. Es menos común porque no todos los arquitectos tienen la iniciativa o la confianza de hacerlo, pues existe el temor de filtraciones de agua, ruido o falta de resistencia.
Sin embargo, la mayoría de las personas amamos la luz natural. No se compara una habitación bien iluminada con una encerrada y lúgubre. Las actividades se realizan con mejor destreza y más a gusto, eso sin contar los muchos beneficios físico-emocionales que provee la luz solar.
Lo que hay que tomar en cuenta para lograr un buen domo es lo siguiente:
1. Tamaño. Si el área es extensa, hay que considerar una estructura que dé el soporte necesario y se recomienda que, si se va a usar cristal, las piezas sean de cristal templado y no muy grandes, pues mientras mayor es la dimensión, menor es su resistencia.
2. Calor. Analizar la orientación es importantísimo. Idóneamente, un tragaluz no debe recibir incidencia solar directa, pues la radiación solar penetra al interior generando un efecto invernadero. Con un domo chico no pasa a mayores, pero si hablamos de un tragaluz grande, sí puede haber un serio problema de disconfort térmico. En todo caso, es recomendable utilizar un cristal con película de filtro UV, además de persianas. Lo más cómodo es usar sistemas automatizados que permiten modular la incidencia solar a gusto y conveniencia del usuario.
3. Ruido. Los sonidos del exterior, desde la lluvia hasta el tráfico, son casi imposibles de solucionar si se coloca un domo de cristal o policarbonato. Si se es muy sensible al ruido, lo mejor es poner un doble acristalamiento, que es una solución muy efectiva (80 o 90% de aislamiento acústico), pero también muy cara, o bien, colocar blocks de vidrio. Eso dependerá mucho del efecto que se quiera lograr y del presupuesto.
4. Vista. En resumidas cuentas, hay dos opciones. Un techo translúcido o uno transparente. El primero brinda una luz difusa, más tenue y romántica, mientras que limita la visibilidad. El segundo permite que la luz penetre como si no hubiera ningún elemento físico que interponga y se vea al exterior claramente. La desventaja es que, obvio, también se puede ver del exterior al interior y eso hace que la propiedad esté más expuesta. Depende mucho del proyecto. En algunos casos, por la altura, por ejemplo, no representa un conflicto.
5. Seguridad. Es más seguro utilizar policarbonato que cristal, pues en caso de romperse no causa tanto daño como un cristal pesado, pero en estética luce mucho mejor el cristal (también es menos ruidoso). Si se usa cristal, lo primero es templarlo, si no, es buena opción poner una película de seguridad para casos de quiebre. Si se usa estructura de herrería, puede diseñarse con una retícula pequeña que dificulte el ingreso de personas ajenas. Y para evitar filtraciones de agua siempre debe impermeabilizarse bien la zona y posteriormente sellar todo el perímetro del domo. El tratamiento dependerá del tipo de herrajes utilizados.
Fuente: obrasweb.mx